El
profesor ha saltado a las portadas por ser el forense que recondujo
el caso Bretón con el análisis de los huesos de los niños. Pero
es mucho más que eso: lleva años liderando las exhumaciones de las
fosas de la Guerra Civil y ha contribuido a esclarecer casos como el
de Lasa y Zabala...
EL
ADN se ha convertido en el nuevo lucero, incluso dios, para la
Justicia. ¿Es tan difícil una condena sin su omnipresencia?
No,
en absoluto. El ADN es muy poderoso cuando te incrimina, pero en el
caso de los niños de Córdoba, por ejemplo, no incrimina más a
quien ha cometido el delito. Cuando el autor niega haber estado en
el lugar o niega una agresión sexual, si encontramos restos
biológicos suyos en la escena o en la víctima, está perdido.
Aquí, en caso de que se obtuviera ADN de los restos esqueléticos
de los niños, no hay una mayor incriminación del padre, porque él
admite que estuvo ese día en la finca y que la hoguera la hizo él.
Lo que haría es determinar con expresión matemática que son esos
niños, pero ya sabemos que sí lo son: los restos pertenecen a dos
homínidos de sus edades, dos y seis años; desaparecieron esa
tarde, en la que está documentada la hoguera porque fue vista hasta
a 33 kilómetros de distancia de lo grande que era; en esa hoguera
hay más elementos, como el botón metálico o el trozo de tela; no
había ni un solo hueso de animal entre la cenizas; y obviamente no
son restos de un cementerio que alguien ha ido a quemar allí. Así
que, ¿de quién van a ser? Para que se entienda, si los niños
hubiesen aparecido ahogados en un pozo, podría surgir la duda de si
fue un accidente, pero incinerados, porque ese fuego se hizo arder a
más de 650 grados durante horas, con mucho acelerante y mucha
madera, no cabe la menor duda
¿Le
molesta ser más conocido por el caso Bretón que por sus años al
servicio de la recuperación de la memoria colectiva española?
No.
Yo era conocido en otro tiempo por otras cuestiones y ahora me toca
serlo por el caso Bretón, que tiene un impacto mediático a lo
mejor superior. Yo participé en Chile en la investigación de la
muerte de Víctor Jara, que puede tener importancia para media
Humanidad, no sólo para los españoles, porque era un cantante
popular, de una ideología concreta y porque ha dejado para la
posteridad un legado que nos puede seguir emocionando. Víctor Jara
murió asesinado de varios disparos y le rompieron más de 50
huesos. A lo mejor yo era más conocido por aquello que por esto. Y
también puedo volver a ser conocido dentro de tres años porque me
equivoque en un caso y eso me lleve a un gran desprestigio
profesional. También puede ocurrir
¿Considera
sano que un país no sea capaz de sepultar a todos sus muertos? ¿Qué
le diría a quienes opinan que poner nombre a los cadáveres de una
represión es tener ganas de remover el pasado?
Si
se prestan y me dejan quince minutos de su tiempo, estoy preparado
para convencer razonablemente a quienes están en contra de las
exhumaciones de la Guerra Civil española de que ese asunto encierra
tal cantidad de contenidos de derechos humanos y sirve para reforzar
la democracia de tal manera, que sus valores pedagógicos superan
con creces esa frase hecha de que esto divide a los ciudadanos o
reabre heridas; eso es de una simpleza fenomenal. Cada vez tengo más
claro que ahí se encierran una serie de valores muy útiles, porque
la tragedia de nuestros padres nos sirve hoy para consolidar valores
democráticos, para construir más democracia cada día. Cada fosa
que se abre, cada resto que se entrega y cada homenaje que se hace
consolidan valores democráticos hoy. Esto debería verse con
naturalidad. Si hay gente que está en desacuerdo, que se
identifique.
Hay
quien se aferra a que es una cuestión política...
¿Que
hay una reivindicación política detrás? ¡Naturalmente! Hay gente
que te dice: "Ustedes están abriendo ahora las fosas por una
cuestión política". Y yo les contesto: El no abrirlas durante
todo este tiempo fue por una cuestión política, no por falta de
infraestructuras o de medios. ¡Claro que detrás de las
exhumaciones hay también una razón política, pero nuestro trabajo
es objetivo y científico! ¿Cómo puedes pretender investigar las
fosas de Libia hoy y decir que no se pueden recuperar los restos de
una fosa clandestina en tu pueblo donde está enterrado el padre de
tu amigo, con el que has ido al colegio toda la vida, y que fue
injustamente asesinado? En esto, de verdad, cada vez tengo las cosas
más claras...
¿Alguna
vez han rechazado alguna de sus verdades periciales por incómoda?
Sí,
en algunos casos de malos tratos y de torturas.
¿En
qué casos? ¿En el de Lasa y Zabala, por ejemplo?
No,
precisamente en ese caso prosperó porque era también muy
contundente, muy demostrativo, tanto que no se podía esconder por
más tiempo. Eran otros casos de torturas, en los que yo tengo el
convencimiento de que esa persona fue tratada abusivamente. Y yo no
tolero que en el siglo XXI y con mis impuestos haya funcionarios
públicos que se sobrepasen. Me supera, qué le vamos a hacer...
Será porque estoy influido por los jesuitas o será porque me
interesa la criminología, pero es intolerable que esto ocurra.
¿Se
refiere a casos recientes?
No,
son de hace ya unos años, pero a mí me tocaron bastantes casos de
estos. Algunos de los asuntos sirvieron para condenar a policías,
pero en otros yo no fui suficientemente demostrativo y el tribunal
no apreció mi opinión, así que mi verdad pericial no prosperó.
Son las reglas del juego.
Usted
ha trabajado codo con codo con Baltasar Garzón. ¿Considera justa
la justicia que le ha sido aplicada?
No,
no ha sido justa, por supuesto que no. A Garzón no le ha querido
ayudar nadie, se le ha dicho: "Esta vez, te aguantas". Es
un asunto que probablemente en otro contexto se habría resuelto de
otra manera. Y le han dejado solo, unos y otros. Además, se produce
la paradoja de que en otros lugares del mundo, porque Garzón es muy
conocido fuera de España, esto no se entiende, resulta
incomprensible lo que le ha sucedido. ¿Cómo puede ser que lo hayan
hecho desaparecer por completo de la carrera judicial?
¿Su
gran crimen ha sido estar del lado de la memoria histórica?
Su
gran crimen ha sido dar amparo a los desamparados, que eran personas
que le estaban tocando la puerta y el corazón cuando estaban
diciéndole: "Oiga, mire, yo soy víctima de una injusticia. Mi
padre está enterrado en una fosa aquí, enfrente del juzgado, y
creo que esto se debería estudiar". Cuando Garzón se declara
competente, algo que nadie quería hacerlo y que él hace porque
cree que tenía alguna responsabilidad, se le echa encima toda la
clase política española.