miércoles, 17 de octubre de 2012

El Foro por la Memoria pide dignificar 30 fosas comunes en el cementerio


















La memoria del cementerio esconde todavía los restos de muchos represaliados de la Guerra Civil, pero sobre todo, de la represión franquista a pesar de que el Ayuntamiento haya dignificado el ‘Patio 42’, que guarda 727 cadáveres, el año pasado. El Foro por la Memoria de Toledo lleva año y medio esperando – al igual que Izquierda Unida – que el equipo de Gobierno municipal trabaje en la dignificación de las treinta fosas comunes que aún permanecen en el olvido tal y como se comprometió durante el homenaje al ‘Patio 42’ celebrado el 17 de febrero de 2011. Pero como después de esa fecha no se ha vuelto a hablar del asunto, el colectivo vuelve a mirar hacia la Memoria Histórica para sacar a la luz esas viejas historias arrinconadas y, sobre todo, alejar del ostracismo a todos los represaliados, con o sin nombre, que sigue silenciando el cementerio.
«Es necesario que el Ayuntamiento de Toledo continúe con la dignificación y no se conforme con lo conseguido con el ‘Patio 42’», explica el presidente del Foro por la Memoria, Emilio Sales. Además, recuerda que durante los homenajes celebrados en febrero, dado que IU realizó uno y el Ayuntamiento otro institucional, «se habló de la posibilidad de colocar un mapa a la entrada con un itinerario para todos los interesados en visitar el ‘Patio 42’ y el resto de fosas». Sin embargo, no comprende por qué no se ha empezado a mover el tema en este último año y medio y plantea reunirse con el portavoz de IU, Aurelio San Emeterio, para que le ponga al día de la situación y estudiar cómo abordar esta reivindicación.
La dignificación del resto de fosas comunes podría ofrecer algunas dificultades como las sufridas en el ‘Patio 42’, que ha precisado un proyecto para adecuar la parcela y proteger los restos dada la imposibilidad de las exhumaciones al disponer de una fosa de gran dimensión que apila cientos y cientos de restos mortales, la mayoría sin nombre ni apellidos. En este caso, el problema reside en la cantidad de fosas, unas localizadas y otras no, que quedan todavía, en los patios 43, 17, 19, 33, 31, salvo las tres que se dignificaron en este último tramo en los años 80.
Sin embargo, la mayor parte de los enterrados fueron registrados en el libro del cementerio. Pero sólo algunos de los familiares conocen si sus represaliados murieron de un disparo junto a la tapia del cementerio, de una condena improvisada, de una enfermedad en la cárcel o por la cruenta represión que asoló Toledo con la entrada de las tropas del General Varela a finales de septiembre de 1936.
LA INVESTIGACIÓN. El Foro por la Memoria de Toledo espera que el Ayuntamiento pueda seguir dando pasos para avanzar en la dignificación y la reparación moral. Si bien, la iniciativa no resultaría sencilla puesto que el cementerio también esconde varias fosas comunes en la tierra y algunas de ellas no están localizadas a pesar de las investigaciones de los últimos años. Aún así, la historiadora Natividad Rodrigo es una de las personas que mejor conoce el tema porque realizó una cuidada investigación que inició en el año 2005 tras obtener un permiso municipal que se retrasó bastantes meses porque el tema de la Memoria Histórica no convencía al Gobierno municipal del Partido Popular.
Rodrigo analizó a conciencia el libro-registro del cementerio, un documento muy valioso que desentierra datos, fechas, lugares de inhumación y anécdotas que pueden ser muy útiles a la hora de exhumaciones futuras o, simplemente, para dignificar gran parte de las fosas comunes. Además, la historiadora ha paseado muchas veces por el cementerio comprobando dónde pueden ubicarse y sabe que a partir de 1938, ya que antes la mayor parte de los represaliados fueron a parar al ‘Patio 42’, los entierros se llevaron a cabo en los patios 17, 19, 31 y 43, todos ellos ubicados a la izquierda del acceso principal.
A pesar de que siempre se habla de que aún quedan 30 fosas comunes arrinconadas, lo cierto es que aún no se puede precisar el número exacto porque puede que los alrededores de algún ciprés también escondan los restos de decenas de represaliados, como pudo ocurrir también junto a la tapia del cementerio, la última parada de los agónicos paseos.
Lo único que sí está claro es que el cementerio recibió un goteo de cadáveres hasta 1943, aunque la mayor parte de los enterramientos se realizaron a finales de septiembre de 1936. Y fue a partir de 1939 cuando el libro-registro del cementerio ofrece más información acerca del número de enterramientos. Con todo, la investigación de Rodrigo apunta que las fosas comunes guardan, al menos, los restos mortales de casi 428 represaliados con nombre y apellidos, y 915 desconocidos contabilizados en las tandas que se arrojaron a las fosas durante 1936.

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