Este
domingo arranca la semana conmemorativa del guerrillero español.
l.

Pepe
Navarro, de 88 años de edad, se unió a la guerrilla de la
Agrupación Guerrilla de Levante y Aragón en 1952. La dura realidad
ya se había impuesto y el sueño de derrocar al régimen de Franco
mediante una intervención militar de los países aliados se había
esfumado. El enemigo occidental ya no era el fascismo sino el
comunismo y la prometida ayuda aliada nunca llegó. Navarro recorrió
la sierra de Aragón y Valencia advirtiendo a sus compañeros de que
el Partido Comunista de España, con Santiago Carrillo a la cabeza,
había ordenado la retirada. Los guerrilleros debían abandonar una
lucha que no conducía a nada y tratar de salir del país. España
era una ratonera para ellos.
“Un
día normal en mi vida durante 1952 era, primero, hacer guardia a
toda hora. Nadie nos podía ver. Después trabajábamos por
turnos. A veces trabajaba el campo y otros días hacía de cocinero.
Y siempre estábamos en movimiento buscando compañeros. Pero
la actividad fundamental en un campo guerrillero era la instrucción
política. Dábamos
clase y nos daban una formación para desenvolvernos teóricamente en
el pensamiento marxista-leninista”, recuerda Pepe Navarro
a Público.
Unos
años antes de la entrada de Pepe Navarro en la guerrilla, el sueño
de la reconquista de España se mantenía vivo en las montes de
España. Sobre todo tras la victoria aliada en la II Guerra Mundial y
la liberación de París por parte de guerrilleros españoles.
Cientos de personas que habían huido de la represión franquista se
habían refugiado en las montañas del país tras el termino de la
Segunda Guerra Mundial a la espera de un cambio que les permitiera
regresar a sus casas. El cambio deseado lo intentaron en
el Valle de Arán un grupo de guerrilleros españoles recién
llegados de derrotar a los alemanes en territorio francés integrados
en la organización Unión Nacional Español.
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