sábado, 29 de septiembre de 2012

SUCESOS DE VITORIA

“El día en que Fraga disparó contra una asamblea de trabajadores”

El año 1976 comenzaba lleno de incertidumbres, por un lado el dictador Franco había muerto unos meses antes y las clases populares se lanzaron a la calle con hambre de justicia, democracia y libertad. El país vivía una oleada de huelgas y movilizaciones motivadas por la crisis económica, la inflación, la carestía de la vida y la contención salarial que amenazaba como siempre a los de abajo, los trabajadores. Frente a éstos el llamado Búnker, un grupo ultra de inmovilistas que defendían a sangre y hierro la supervivencia del régimen fascista, controlaba entre otras instituciones como la Policía, la Guardia Civil, el ejército y el cuerpo judicial. A su lado, las clases altas, patrones que buscaban dirigir con una imagen de moderación un paso controlado de la dictadura a la democracia de corte burgués sin perder privilegios.

Llegó el 3 de Marzo y en una jornada de Huelga General, tercera que vivía el país, los sindicatos todavía ilegales convocaron una asamblea en la iglesia de San Francisco de Asis, en pleno barrio obrero de Zaramaga. La Policía convirtió una jornada que transcurría sin incidentes en un día sangriento pues para provocar la salida de los trabajadores de la iglesia comenzaron a lanzar al interior gases lacrimógenos.

A medida que éstos salían asfixiados por la nube, las fuerzas congregadas en la puerta abrieron fuego real contra ellos provocando la muerte de 5 obreros afiliados a CCOO y UGT (Pedro María Martínez de 27 años, Francisco Aznar de 17 años, Romualdo Barroso de 19 años, José Castillo de 32 años y Bienvenido Pereda de 32 años) además produjeron más de 150 heridos de bala.

Las grabaciones desclasificadas de las comunicaciones por radio, evidencian la premeditación de la Policía con comentarios como: “se me van a escapar de la iglesia y no interesa que se vayan de aquí”, “ya hemos disparado más de 2.000 tiros”, “¡Buen Servicio! Dile a Salinas que hemos contribuido a la paliza más grande de la historia”.

NI JUICIO A LOS AUTORES Y RESPONSABLES, NI JUSTICIA PARA LAS VÍCTIMAS. Tras esta matanza los trabajadores apuntaron con el dedo a Manuel Fraga Iribarne, Ministro de Gobernación y a Martín Villa, Ministro de Relaciones Sindicales, ningún policía ni autoridad política se sentó jamás en el banquillo. Además, ya en 2011, PNV, EA y Ezker Batua (IU) presentaron una propuesta en el parlamento Vasco para el reconocimiento de las víctimas que se encontró con el rechazo de UPyD, PP y PSOE.

Los popularmente llamados Sucesos de Vitoria se unen al capítulo negro de nuestra historia escrito con la sangre de la clase obrera. Historias como los abogados de Atocha se unen al largo etcétera de personas que sirvieron de triste ejemplo para las conciencias de aquellos que osaban moverse ya con Franco muerto.

La coja democracia que vive hoy el Estado Español se cimentó sobre éstos mártires y no sobre reyes que disfrutaron de un exilio dorado, las oligarquías económicas estaban dispuestas a regar el camino con sangre de trabajadores que reivindicaban democracia, justicia y libertad tras 40 años de franquismo.

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